domingo, 17 de agosto de 2008

(Cádiz): Un año después del hundimiento del New Flame, aún quedan restos del casco sin recoger.

Fuente: Grupo de acción social

Esta semana, han sido retiradas los últimos restos visibles del buque, el casco y el armazón, aunque aún quedan bajo la superficie 3 trozos del casco que no han sido sustraídos y que siguen ubicados en el mismo lugar donde hace un año se hundió el chatarrero panameño, horas después de que colisionara con un petrolero a la entrada del puerto gibraltareño.

La dejadez gubernamental, ha sido la nota clave en la problemática ambiental surgida tras el hundimiento. Durante todo el año se han producido escapes de productos contaminantes a la bahía de Algeciras sin que las autoridades hayan realizado esfuerzos importantes para paliar la ya degradada situación de las aguas algecireñas.

Aún cuando desde las diferentes Administraciones políticas se exponía que en el barco no viajan productos contaminantes, más que el combustible, desde las organizaciones ecologistas se vino denunciando tanto el hecho de que posiblemente el New Flame, cargaba 43.000 toneladas de baterías de coche y tubos de escape, y posteriormente que los restos del naufragio se estaban transportando a un área no acondicionada para ello y gestionada por una empresa no autorizada, en el Campo de Gibraltar. En este sentido, se intervinieron 29.000 toneladas de residuos procedentes del New Flame, que iban destinados a una empresa de San Roque.

Tras destaparse la mala gestión que se estaba haciendo de los restos, la ruta de éstos cambió, por lo que actualmente los restos que se van recogiendo, se transportan directamente a Lisboa, donde se realiza un control exhaustivo de su composición y se tratan conforme a ello.

Aún así, los restos del casco, y la chatarra adherida a éste, ubicadas en el puerto de Gibraltar, no tienen un destino determinado, por lo que observando la lentitud con la que el gobierno del peñón ha llevado a cabo las actuaciones pertinentes, cabe esperar que pasen una temporada considerable en los muelles. Por otro lado, es probable que hayan quedado restos de chatarra desimanados por el fondo marino, contribuyendo a aumentar el vertedero marino que alberga la bahía de Algeciras, por la cual circulan unos 100.000 barcos al año, sin restricciones claras de uso de las aguas.

Es evidente que la Bahía de Algeciras requiere una atención especial en cuanto a los riesgos constantes de contaminación, debido a los posibles accidentes (debido al incesante trasiego de buques), al fondeo y limpieza de tanques que se realizan como norma habitual en la zona, así como el uso de barcos dedicados a la carga de combustible para abastecer a las naves que fondean en las aguas de la bahía. Tanto el gobierno español como el inglés, mantienen una política de cierta dejadez y permisividad, siendo la fauna y la flora de la zona, la que sufre todas las consecuencias.

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