miércoles, 16 de julio de 2008

"La visión que se transmite desde el 'Manifiesto por la Lengua Común' nos hace pensar en la similitud de tesis con la etapa franquista"

Fuente: Rebelión

Ante el discurso pretendidamente homogeneizante y centralista que subyace en el “Manifiesto por la lengua común”, la Federación de Asociaciones de Escritores GALEUSCA manifiesta que:
1. La realidad plurilingüe que conforma y da existencia al estado español, lejos de ser entendida como una “asimetria” o deficiencia per se, reproduce de manera transparente una diversidad lingüística y cultural común a la mayoría de estados que conforman la Europa plurilingüe.
2. El gallego, el euskera y el catalán no son “inventos” de ahora, sino lenguas que fueron normales en sus territorios y sociedades respectivas durante centenares de años. Su desnormalización, su pérdida de uso público, no se produjo de manera “natural”, sino por invasión de la lengua que fue decretada como oficial del estado, sin ninguna consulta ni acuerdo previos.
3. El artículo 3 de la Constitución española garantiza la presencia de esta lengua común para todos los habitantes del estado mediante la exigencia a todos los ciudadanos de la obligación de conocer el castellano. Todos los ciudadanos de Galicia, de Euskadi y de los Países Catalanes asumen en la práctica esta exigencia, ya que no hay ninguna persona que no tenga una buena competencia del castellano, independientemente de que lo tengan como primera lengua o como segunda. En cambio, en lo que se refiere al gallego, al euskera y al catalán, la legislación no prevé la obligación de que sean conocidos en sus respectivos territorios, cosa que establece una asimetria en los derechos lingüísticos de los ciudadanos que quieren ejercer el derecho, que se les reconoce, a utilizarlo.
4. El gallego, el euskera y el catalán también son lenguas oficiales en sus respectivos territorios, que es lo mismo que decir que son las lenguas propias de aproximadamente el 40% de la población del estado español. Estos códigos lingüísticos diferentes del castellano, legítimos y en los cuales se reconoce el recorrido y la expresividad de un pueblo y de una cultura, son instrumentos de comunicación igualmente “democrática”, herramientas de relación interpersonal útiles y necesarias para la sociedad que las sustenta.
5. El derecho al uso público, en todas las instancias, de la lengua propia, está reconocido en todas las legislaciones democráticas del mundo. En el ámbito europeo, conviene recordar la Carta Europa de las Lenguas Regionales o Minoritarias (aprobada y ratificada por el estado español) o la Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos, aprobada por unanimidad por el Congreso de los Diputados.
6. La visión anuladora que desde la enriquecedora realidad plurilingüe española se transmite desde el Manifiesto nos hace pensar en la similitud de tesis con la etapa franquista; un estado, una lengua y, por consiguiente, reforzar los planteamientos diferenciadores entre ciudadanos de primera y de segunda por razones de lengua. La competencia plurilingüe, también para los ciudadanos españoles nacidos en comunidades autónomas con una única lengua oficial, siempre será una llave que abra el mundo, que abra las fronteras del respeto hacia el otro desde la interpretación de una relación de igualdad entre los seres humanos, independientemente de su lugar de nacimiento, de residencia y de su lengua propia. Además, el Manifiesto parte de una premisa que no se corresponde con la realidad, ya que en ningún caso el castellano corre peligro en todo el territorio del estado.
7. El aprendizaje de las lengüas, además de la propia, ha de ser entendido siempre en sentido positivo y como sinónimo de enriquecimiento del individuo, ya que el aprendizaje plurilingüe estimula la expresividad y el conocimiento de las personas. En el caso de Galicia, Euskadi y los Países Catalanes es imprescindible que la población sea competente en las dos lenguas oficiales, con el fin de que cada cual pueda decidir libremente cuál de ellas empleará en los diferentes ámbitos y situaciones. Es decir, la doble competencia es imprescindible para garantizar la libertad lingüística.
8. Para garantizar este uso libre de las lenguas se necesitan medidas surgidas de una política lingüística adecuada. Es decir, para garantizar los derechos que tenemos también los hablantes de catalán, euskera y gallego, se necesitan políticas lingüísticas que creen las condiciones para ejercerlos, tal y como dictó el Tribunal Constitucional en la sentencia 334/1994 cuando “avaló un trato desigual, que no discriminatorio, para las dos lenguas oficiales, en función del carácter propio de una de ellas que precisa una acción normalizadora que tiene que implicar, necesariamente, acciones de apoyo singularizadas.”
9. Las políticas lingüísticas aplicadas en el ámbito educativo en las llamadas comunidades bilingües tienen como objetivo conseguir que el alumnado consiga una buena competencia en las dos lenguas oficiales, independientemente de cuál sea la lengua familiar. Para conseguir este objetivo, hay que desarrollar planes lingüísticos que garanticen su consecución y que pasan, necesariamente, por la utilización vehicular mayoritaria de la lengua más desfavorecida socialmente. Y eso, más que ir en contra de la libertad lingüística, es, precisamente, una actuación imprescindible para garantizar esta libertad lingüística.
10. Los escritores y escritoras gallegos, vascos y catalanes PROCLAMAMOS nuestra voluntad de seguir escribiendo en nuestras lenguas y de contribuir al proceso, inacabado, de su normalización como derecho humano, democrático y pacífico, al que no renunciaremos. Repudiamos enérgicamente todos los intentos de EXCLUSIÓN que colegas escritores españoles hacen de nuestras lenguas y lamentamos que, en vez de preocuparse por la salud del español en Puerto Rico, Costa Rica o los EE.UU., se dediquen a combatir a los lenguajes más próximos y asimétricamente discriminados.
11 de julio del 2008
Associació d’Escriptors en Llengua Catalana (AELC)
Asociación de Escritores en Lingua Galega (AELG)
Euskal Idazleen Elkartea (EIE)
Traducción: Àngel Ferrero

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